lunes, 14 de octubre de 2019

EL AMOR DE UN GORDO BUENO.


EL AMOR DE UN GORDO BUENO.
por Mangaruto.
Desperté sobresaltado. Un frío intenso me recorrió la espalda. Ruidos, golpes, carreras, murmullos, llenaban el ambiente... (Me extrañó que León no estuviese junto a mí,... me gustaba sentir su presencia cuando despertaba). Todavía medio adormilado, caminé desde el rincón del corredor donde nos habían puesto los deshilachados sacos que nos servían de cama y vi, en la penumbra del amanecer, tres o cuatro sombras que se movían cerca de la casa.
Se abrió la puerta y asomó la cabeza desgreñada de Juan, chiquillo de largos siete años, que se restregaba la cara somnolienta:
-¿Qué pasa?- preguntó con voz bostezada.
-¡El Gordo...! - un fuerte pitazo y el traqueteo madrugador de un veloz tren que pasaba sin detenerse por la línea del ramal, me impidió escuchar el resto.
[Una desgracia inmensa debería haberle ocurrido al que era uno de mis mejores amigos, "El Gordo", como le decíamos cariñosamente. Imaginé su rubicundo cuerpo ovalado, de extremidades muy cortas, cara redonda de pequeños ojitos hundidos y orejillas puntiagudas y mágico tirabuzón caudal, puesto allí por el Hacedor para adornar su pícnica figura de gordo bueno...]
-¡Tú, trae la carretilla! - escuché que ordenaba Carlos Moco. Lo reconocí en la oscuridad por el hueco de sus piernas chuecas, por entremedio de las cuales pasaba fácilmente la pelota de trapo en las pichangas, que comenzaban apenas terminado el magro desayuno y terminaban cuando el balón salía de la cancha y no era habido entre las tinieblas que cubrían el pasto.
Me acerqué prudentemente al grupo para escuchar mejor; pero, en ese momento todos echaron a correr y yo los imité poniéndome al lado de León.
- ¡El Expreso atropelló al Gordo! - me informó por el camino.
[Como un relámpago pasó por mí, un amontonamiento de imágenes que mezclaban las figuras de todos mis amigos: los niños, León, y la suya... Lo conocí un día que acompañé al viejo Profesor y su hijo a Santa Catalina, un fundo cercano. Regresábamos en la tarde calurosa de verano. El trumao reverberaba impidiendo medir las distancias y a cada paso que dábamos se levantaba el fino polvillo.
Ellos sentían el ardor del suelo traspasándoles la plantilla de los zapatos en contacto directo con la tierra a través de sendas heridas en las suelas. Mientras, yo iba tratando de pisar el coirón de mata en mata, para no quemarme los delicados cojinetes de mis patitas de pequeño burgués.
-¡En aquella casa descansaremos! - dijo el jefe de la expedición, señalando un rancho en la lejanía indefinible, al mismo tiempo que alargaba el largo y firme tranco, indiferente al desfalleciente trotecillo del muchachito jadeante.
Al fin llegamos. El ranchito estaba rodeado de arbolitos y en su antejardín, junto a polícromos macizos de flores sembrados al voleo, se veían los tomates, ya encuadrados por las varas que afirmarían las débiles matitas, un tablón de cebollas y algunas matas de ají putamadre que preparaban su rojez para futuras cazuelas de pava.
Un perro levantó perezosamente la cabeza y lanzó un debilucho ¡guauu!, atrayendo a una frágil viejecilla que caminó largamente para recibirnos.
-¡Sale Tigre! - fue el rezongo optimista recibido por el costillas, cuero y cola que, aliviado por haber sido relevado de sus altas funciones, se recostó nuevamente, sin siquiera dirigirme la tradicional olfateada de saludo. No respondí al desaire, y fui a echarme, acezando, a la sombra del parrón que guiaba en un largo encatrado de maderos carcomidos. Un hombre se levantó de unas mantas tendidas en el suelo fresco, saludándonos de buenas ganas y les señaló, a ellos, un piso de madera y una desvencijada silla tapizada con paja.
En un refrescante charco, al lado del pozo, estaba él, tendido cuan corto era, ronroneando suavemente. Su pelo negro y grueso, su boca corta y marcada con dos profundos hoyitos que hacían las veces de narices, su mirada franca y simpática y, especialmente, su linaje aparentemente puro, entusiasmaron al maestro. Mientras bebían el agua con harina, servida en un limpio tarro duraznero con un asa de alambre de fardo, regateó con el casero hasta que lo convenció.
Una vez que el sol hubo perdido su fiereza, dejando paso a una fresca brisa vespertina, regresamos acompañados por nuestro nuevo amigo].
Un gruñido de advertencia de León, me sacó bruscamente de mis reflexiones; corrí hasta donde se divisaba un bulto. Lo miré; no era el Gordo, era su mitad posterior. (Es raro, pero no sentí ninguna emoción. Sabía que era él. Mi razón no podía engañarme. Pero mis sentidos se negaban a identificar a aquellos restos inertes con el que había sido el nexo vital de aquel nidito afectivo que nos unía, a niños y mascotas, en la gran aventura del comienzo de la vida). Gritamos fuertemente para atraer la atención de los muchachos.
[Nunca dejó - volví a divagar - de acompañar al niño cuando iba al almacén de doña Chepa a comprar alguna cosa. Con una paciencia infinita, esperaba que el bolito de Juan hiciera su largo recorrido para quedar invariablemente, a un metro del de su amigo Pedro (sordomudo a quien nunca nadie escuchó hablar; pero de quien tampoco nadie pudo jamás vanagloriarse de verlo perder un bolito al hachita y cuarta). Observaba, sin inmiscuirse, la sorda y muda rabia que se apoderaba del impotente Juan. Sólo gruñía por lo bajo con un dejo de ironía, cuando, luego del largo recorrido hasta el almacén, el niño no podía recordar si era detergente o tallarines lo que había de comprar. Volvía junto a él hasta la casa para preguntar cuál era el encargo y reiniciaba el viaje, junto a su ritual de bolitos, rabia juánica y bolsillos ahítos del mudo, tantas veces como fuera necesario para dejar conforme a la impaciente e incomprensiva madre armada con la fustigante varilla de membrillo, eficaz correctivo de olvidos y correrías].
Volví a la realidad. Era Carlos Moco que gritaba unos metros más adelante:
-¡Juanito, Juanito, aquí!
Trotamos de nuevo. Allí estaba la parte anterior, mostrando aún su alegría de vivir y su infinita bondad en los profundos ojos negros, abiertos como queriendo retener en ellos todo el amor que recibió,... y entregó. Su pureza se había quedado eternamente allí, entre los rieles, cadalso de los buenos que hurgan en ellos su sustento carrilano.
Los chiquillos, silenciosos, recogieron una a una, las dos partes casi intactas del cuerpo y las depositaron religiosamente en la carretilla. En triste caravana, regresamos a la escuelita. Nos esperaba el resto de la familia. Lloraban las mujeres; los hombres, reconociendo en la desgracia el futuro rigor del rol masculino, se contuvieron; nosotros buscamos con la mirada, la luna, pero ya no estaba y ni siquiera pudimos aullarle. Sólo la guagua de triste partida, en su infantil inconsciencia, jugueteaba sin que nadie reparara en ella.
Muchos estuvieron por un funeral solemne al fondo de la quinta, a la sombra de los grandes nogales de doña Chepa, que alargaban sus brazos para dejar, generosos, algunos frutos a los pequeños ladrones,... de nueces. La niña pálida, de feliz mariposa en el pelo y pronta partida (Es un soplo al corazón- le dijo el médico- durará 12 años –el diagnóstico fue certero, ahora estará, como siempre, sentada junto al Gordo rascándole la guata para que, al ritmo del rasquido, se deje caer lentamente a su lado, de espaldas, con su característico ronroneo de regalón impenitente), propuso la incineración ceremonial que había escuchado narrar a la abuela solitaria... Pero, la renta era pequeña. La mujer de Profesor primario de terno brillante por sus años de uso y el escobillado con quillay; la madre de siete mocosos hambrientos, debía dejar las emociones a un lado y fijarse sólo en las frías cifras de la libreta del almacén.
- ¡Lo cocinaremos! -dijo enérgica, tratando de disimular el nudo en la garganta y el rictus amargo de sus comisuras.
Todo estaba decidido. El gordo y rollizo chanchito cojín se convirtió en longanizas, sucesivas cazuelas con chuchoca y algunos huesos que León y Yo enterramos en el patio como reserva para tiempos peores.
Su carne se convirtió en energía, gastada en unas cuantas correrías y algún saber vivir en el agreste mundo adulto; su espíritu, sin embargo, permanece en el tiempo de otros niños, prolongación de aquéllos que lo vivieron, ahora ya abuelos y abuelas, prontos a transformarse en recuerdos como él.
Nosotros, el resto de las mascotas, en algún momento recibimos el homenaje a la muerte-vida que también nos merecimos, aunque nos hubiera gustado más habernos transformado junto al Gordo, en energía creadora en la vida de esos humanos tan queridos.
- Aunque, Mangaruto - me dijo León, alguna vez- dicen que en China comen perros...
- Tal vez, si hubiéramos nacido allí... –contesté melancólico.

Francisco J. Laporte Derves
Los Ángeles. Chile.
2019

viernes, 3 de agosto de 2018


No es lo mismo señores supremos.
Francisco J. Laporte Derves
La Corte Suprema de "Justicia", ha dado muestras históricas de su alineamiento con los intereses de los poderosos: cuando se pronunció sobre el “perentorio e inminente quiebre de la juridicidad del país”, a fines del Gobierno Popular, dando argumentos para el Golpe de Estado; cuando hizo caso omiso de los habeas corpus respecto a las víctimas de la represión dictatorial y un largo etcétera histórico, del que ya ha dado cuenta el devenir de la sociedad de clase.
Hoy, reitera su vínculo con lo más negro de su historial, cuando naturaliza la injusticia de dejar libres a criminales de lesa humanidad. Fundamenta su resolución en el hecho que "todas las personas tienen los mismos derechos", equiparando con esto los delitos comunes con los de delitos de lesa humanidad.
Comparemos delitos horrendos que todos conocemos:
Uno, el intento de homicidio y la mutilación que sufrió Nabila Rifo en el sur del país. Se trata de un hombre cegado por los celos, de clara concepción machista, reacciona irracionalmente y la agrede porque sí, no tiene tras de suyo ningún otro apoyo que su propia condición de macho ofendido. No fue un asesinato planificado, no sé si el tipo se arrepintió del hecho, sé que mintió y trató de eludir su responsabilidad. La policía actuó prontamente, como debe ser, y lo puso a disposición de los tribunales que siguieron el procedimiento con prontitud y hoy está condenado a prisión. Todo seguramente, por la difusión, casi morbosa de los medios de comunicación.
Dos, el asesinato de Eduardo Frei Montalva, se contrata como sicarios a su chófer y a un médico que perteneció a su gobierno, ambos como se entenderá de confianza afectiva de la víctima, se le envenena con dosis previamente estudiadas para evitar una muerte inmediata, se le traslada a la exclusiva Clínica Santa María, donde se le aplica junto a las vendas sustancias venenosas que convierten una simple operación médica, en un desenlace fatal. Los asesinos están hoy a punto de ser condenados. Nunca colaboraron, siempre supieron qué era lo que estaban haciendo. Fue un asesinato por encargo de las más altas "autoridades" del estado (seguramente el propio Pinochet) planificado hasta en los menores detalles para que apareciera como una muerte natural, con la complicidad, o al menos la indiferencia, de la Universidad Católica, la Clínica Santa María y toda la institucionalidad vigente. tanto así, que hasta su familia asumió la mentira de su muerte, como verdad. (Sólo la intuición de su hija Carmen, permitió saber lo que ocurrió después de un muy largo proceso que aún no termina). Se verificó el asesinato con la seguridad de la impunidad más absoluta: No olvidar que la transición pactada con la derecha, por parte de la Concertación en los años 90, incluía el compromiso de no revisar jamás los ilícitos dictatoriales. Los medios de comunicación contribuyen hasta hoy a la minimización del crimen, cuando, al contrario del caso anterior, no pasa de ser un titular en un noticiario o un comentario en algún programa de debate que nadie escucha. por ser "político". (No me resisto a comparar la actitud de la UDI respecto a Guzmán y la de la DC sobre el caso Frei).
Bien ¿es de la misma naturaleza el crimen contra Nabila y el de Eduardo? ¿Podemos decir que pueden ser considerados los mismos derechos para el agresor de Nabila, un criminal común, movido por sus emociones, sin poder que lo defienda y lo deje impune, que los de los asesinos de Eduardo, resguardados por la impunidad de la fuerza del estado, del ejecutivo que les dio la orden, de los tribunales de justicia que jamás se cuestionaron la muerte del ex Presidente de la República?
Los delitos de lesa humanidad son de naturaleza distinta a los delitos comunes, porque le hacen a la convivencia de la sociedad dejando siempre en la indefensión a los débiles respecto a los poderosos.
No señores supremos, es una inmoralidad impresentable de los tribunales cuando sus decisiones ponen en riesgo la convivencia social, no sólo en el presente, sino que en el futuro, Los asesinos de lesa humanidad a los que se alaba, defiende y perdona, se sienten respaldados y lejos de arrepentirse se sienten con el derecho a sentir sus actos como respetables.
Pero esto es de máxima gravedad, señores supremos, esta impunidad validará éticamente el que surjan, en el futuro, otros agentes del estado que vulneren nuevamente, con la saña de ayer, los derechos humanos, que siempre serán los de los más humildes, pues los de los poderosos ya están suficientemente resguardados por el estado constituido en función de sus intereses.
Los Ángeles, 02-08-18

martes, 18 de mayo de 2010

El laicismo y la dignidad humana.

El laicismo y la dignidad humana.

“Los filósofos no han hecho más que observar el mundo, se trata de transformarlo”.[1]
Que somos los nadie... y entre todos nadie somos...
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba. (Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.)
[2]

Francisco J. Laporte Derves
Introducción:

Quisiera partir por explicar cómo se entiende hoy, a la luz de los nuevos paradigmas científicos, la adquisición del conocimiento; es decir cómo se entiende hoy la forma en que el ser humano se representa el universo donde debe actuar y cómo lo concibe para actuar en consecuencia.
Hasta hace poco, predominó entre los científicos (predomina aún entre nosotros), la concepción cartesiana del conocer, es decir, un conocer lineal que se concebía y se concibe, como un imputs y un consecuente outputs digital. El hombre es impactado por el entorno a través de sus sentidos, su cerebro procesa esta información y decide cuál será la respuesta que debe dar. Así, si un cerebro es más eficiente para procesar esas respuestas, las respuestas son más eficientes. Es decir, la “inteligencia cartesiana” juega un rol predominante en esas respuestas. Eso lleva a pensar que hay seres humanos con un cerebro más apto para competir en el mundo y otros con cerebros menos aptos. Basta con ingeniárselas para desarrollar un cerebro disciplinado en cierto procesamiento, para que todos den la respuesta adecuada, que es la misma respuesta a todo; por lo tanto es la respuesta colectivamente considerada correcta.
Se parte del supuesto que existe una única realidad en la que hay un solo actuar correcto. Quienes, teniendo una percepción distinta de esa realidad y un actuar consecuente con esa percepción, son excepciones rayanas en la insanía cerebral que los conduce al error.
Los que dan las respuestas correctas son los adaptados al “mundo real” (y ganan) y los que dan respuestas incorrectas son los inadaptados, viven en un mundo irreal (y pierden). El esclavo, el pobre, el trabajador asalariado, el empresario, el rico, el religioso, el soldado, viven en su realidad, y como ésta es única, no la pueden transformar. La mujer, el homosexual, el soñador, el poeta, el mal alumno, el “desordenado” (“el que no se ordena”); los homosexuales, las “mujeres públicas”, los viciosos de todo tipo, los delincuentes, el líder social, el político extrasistémico, el líder sindical, en fin todos los “raros”, cuando llegan a la conclusión que esa realidad oficial, puede ser cambiada; la “subvierten” y se transforman en una amenaza al orden establecido, un “raro”, cuyo actuar la sociedad tiene que evitar: ignorándolo, descalificando su pensamiento como marginal, o castigándolo.
Hoy las investigaciones modernas proponen un nuevo paradigma basado en la concepción biosistémica, cambiando la concepción del mundo real desde el “orden universal” al mundo del caos universal. Lo que ha venido a comprobar que la realidad de los “raros” sí tiene el mismo valor que la de los que concuerdan con el pensamiento “correcto” del centro del poder.[3]
Según Francisco Varela, biólogo chileno, lo que ocurre con el conocer no es un simple captar el medio fuera de sí y actuar en consecuencia; sino que al ingresar la información por los sentidos (1% para la impresión retinal), en el cerebro se produce una reacción neuronal simultánea y generalizada, que interpreta el imputs generado en el exterior, desde un múltiple y azaroso proceso hacia la concepción final del objeto real. “...de la cooperatividad presuponemos, sobre todo, operaciones simultáneas que transcurren paralelamente y esto es algo que una computadora no hace jamás”[4]. Es decir, la realidad se construye en el cerebro humano sistémicamente, de acuerdo con las coordenadas que constituyeron el cerebro a partir de las experiencias personales de cada historia de vida. No es inteligente sólo el que se adapta mejor al statu quo, sino que también el que cuestiona críticamente ese statu quo, y lo adapta a su propia concepción de la realidad para actuar en consecuencia a su propio ser.
Es el sistema neuronal, y no linealmente la información de una célula a la otra, la que produce el conocimiento. Hay tantas realidades como individuos que perciben el mundo externo, tantas realidades como sistemas reticulares de neuronas y sinapsis en constante producción de realidades, existen.
Desde el paradigma cartesiano, es posible uniformar el pensamiento, es cuestión de utilizar algunos medios de información que obligue a los seres humanos a considerar una sola verdad o atenerse a las consecuencias de la desobediencia. Desde el inicio de la sociedad de clases, en que unos se arrogaron el “saber único” para dominar a los otros, se utilizaron métodos de inducción del conocimiento de la realidad como el “misterio de los actos del shamán”, el convencer a los demás que ese shaman era el médium entre lo conocido y lo desconocido, el sacerdote que en la intimidad del templo recopiló todo el conocimiento escrito, el temor a Dios, la divinidad de la investidura del poder, la prensa que asegura tener acceso a la información y a su entrega fidedigna (“somos independientes, independientes de verdad”[5]), en fin todo el sistema de información y desinformación que todos conocemos. Al mismo tiempo que el uso de la religión, se comienza a utilizar la educación como forma de domesticación del hombre por el hombre, y, si no, por último, el terror producto de la acumulación de las armas en determinado sector societal (¿Quién podrá oponerse a la verdad predicada por una bomba atómica después de Hiroshima y Nagasaki o por los aviones “invisibles” que bombardean a diario a Afganistán e Irak?¿Quién podrá discutir la verdad revelada del Papa?¿Quién podría, por ventura, oponerse al “prestigio informativo” de la CNN o El Mercurio?[6]¿Quién podrá, sin ser condenado, a oponerse a la autoridad informativa de la escuela tradicional?). Quien no tiene acceso al poder, tampoco tiene acceso a la libertad para interpretar el mundo a partir de su propia condición de ser humano. A la libertad se opone la alienación.
EL LAICISMO.

Según Freud -y le creemos- Schiller escribe a Körner: “en los cerebros creadores sospecho que la razón ha retirado su vigilancia de la puerta de entrada, deja que las ideas se precipiten pêle-mêle al interior, y entonces es cuando advierte y examina el considerable montón que han formado”[7].

Laicismo como lo entendemos es una condición de la sociedad que prescinde de la concentración del poder en cualquier agencia (estado, iglesia, escuela, prensa, ejército, etc.) poniéndolo bajo el control colectivo. Es negarle al estado la verdad absoluta y el derecho a imponerla a todos y todas.

“Por laicismo hay que entender, por una parte: La voluntad de construir una sociedad justa, progresista y fraternal, dotada de instituciones públicas imparciales, garantes de la dignidad de la persona y de los derechos humanos, asegurando a cada uno la libertad de pensamiento y de expresión, así como la igualdad de todos delante de la ley, sin distinción de sexo, de origen, de cultura y de convicción y considerando que las opciones confesionales o no-confesionales corresponden exclusivamente a la esfera privada de las personas; y por otra parte: La elaboración personal de una concepción de la vida que se funde sobre la base de la experiencia humana, con exclusión de toda referencia confesional, dogmática o sobrenatural, lo que implica la adhesión a los valores del libre examen, la emancipación respecto a toda forma de condicionamiento y el imperativo de una ciudadanía completa y justa.”[8]
El laicismo hace entonces, referencia a valores profundamente democráticos, que permiten la existencia de un estado que renuncia a la coacción ideológica sobre las personas y las deja libres para expresar su propia concepción del mundo; entendiendo que la diversidad es propia de la condición humana y que, de su debate y comprensión, nace la posibilidad del progreso y de la aprehensión del mundo en su inmensa diversidad. Sin embargo, no basta que logremos un estado laico en el sentido extenso que se plantea aquí, para que tal estado se haga realidad, es necesario que el hombre mismo, como individuo, sea capaz de reconocer, aceptar y defender la posibilidad de tal diversidad, como condición sine qua non es posible la humanidad del futuro.
Un estado laico deberá velar porque poder del centro hegemónico de la sociedad no pueda predominar sobre las personas y su derecho a la libertad de constituirse como tales personas. Por otro lado, toda persona debe actuar de modo que impida que ningún centro de poder pueda constituirse y pervertir el estado laico. Ninguna clase, ninguna persona, so pretexto de la representación social que se atribuyen por el mero hecho de obtener mayorías, espurias en tanto se concretan en el proceso de alienación, tiene el derecho a imponer a otros su única visión del mundo.
Desde la escuela en la que aprendemos “lo que nos enseñan los profesores”, es decir la realidad única, “la verdad”, nos transforman en seres conformistas con el stablishmernt; esa escuela oficial, del pensamiento oficial, es la que hay que transformar en una escuela de la libertad. Desde una iglesia (o iglesias) oficial que condena en el más allá al pecador que hace cosas distintas a las permitidas en leyes divinas y humanas; es la que hay que transformar en un iglesia capaz de congregar a los creyente y no creyentes, en un accionar tendientes a la prolongación posible de la vida. Desde un estado resultado de las concepciones únicas nacidas del poder, a un estado democrático, capaz de contener a todos y todas en una libre interrelación inclusiva e inclusora fundada en la “fraternidad más profunda”, en el que el poder sea universalizado y socializado en el conjunto societal.

Las condiciones para conservar la dignidad del hombre,[9] que debe practicar el hombre laico, verdaderamente, no sólo decirlas, son las siguientes:[10]
EL LIBRE EXAMEN:
La alienación es un concepto que caracteriza tanto el proceso como los resultados de transformar, en determinadas condiciones históricas, los productos de la actividad humana y de la sociedad (productos del trabajo, dinero, relaciones sociales, etc.), así como las propiedades y aptitudes del hombre, en algo independiente de ellos mismos y que domina sobre ellos. Existen cuatro tipos de alienación mediante los cuales el individuo o una colectividad transforman su conciencia hasta hacerla contradictoria con lo que debía esperarse de su condición:
Religiosa: resignación, justificación capitalista; la dominación religiosa y consagración a un dogma, y según su teoría frustra el desarrollo de la individualización de la conciencia humana.
Política: pertenecemos al Estado. No todos somos iguales ante la ley. O, contractualmente aceptamos que "unos sean más iguales que otros".
Económica: el trabajo nos esclaviza, el hombre se convierte en mercadería, el producto que creamos no nos pertenece (es algo ajeno a nosotros).
Consumista: Solo compramos lo que la publicidad dicta. Con técnicas subliminales y sugestivas terminamos identificando nuestra libertad y voluntad con el consumo de determinados productos y servicios.[11]
Entendemos por libre examen la capacidad de los hombres para prescindir de las verdades reveladas y concretar en la práctica de la construcción continua y permanente del convivir, las verdades colectivas de la sociedad. Es la concienciación, la toma de conciencia de sí y para sí del hombre libre; es la toma de conciencia del mundo externo como sistema, del que uno mismo es parte determinante, integrante, inclusiva.
El dogmático tiende a extender “la verdad” a todos, para que todos se transformen en el espacio social en el que él mismo sea posible. De ese modo el distinto se niega a sí mismo para afirmarlo a él, como tal ser dogmático. Mas al negar al otro se niega a sí mismo, pues la existencia de uno tal como es, depende de la existencia del otro; por lo tanto transforma el dogma “mundo real” en una realidad imposible que conduce a su autodestrucción. Si no existe el otro, ¿cómo existe uno? Esta actitud introduce entropía social, por lo que acabamos en el desorden permanente, de la infelicidad de todos. Ese paradigma constituye el escenario social en que los supuestamente exitosos, que terminan temiendo que los ignaros del conocimiento birlado, tomen conciencia de su condición y lleven ese escenario ajeno a su estado natural de caos. El dogmático introduce entropía al desconocer el origen científico del mundo en una constante caótica, niega su propio orden para conducir al caos.
El hombre libre, en cambio, es quien acepta la existencia de la otredad, pues existiendo el otro existe uno; uno es en tanto los otros son. El dogmático es un alienado, el librepensador es un hombre libre.
El hombre libre introduce sinergia al ser social, orden libertario al reconocer la condición natural del mundo social y natural; y lo aleja del caos en tanto el orden nace de la relación práctica de todas las concepciones, de todos los seres humanos, conviviendo en su diversidad.
EL RECHAZO A LA EXCLUSIÓN.
“La utopía laica (del griego "laicos", del pueblo) es la aspiración universal, la conquista del saber y del poder por el "laos" (en el sentido global de pueblo, incluyendo hombres y mujeres, niños y niñas, de hombres libres o esclavos, de ex-ciudadanos o de bárbaros)”[12].
Si entendemos al ser humano como parte constituyente del sistema universo. Es decir, el conjunto de elementos que dentro de la existencia se interrelacionan, dependiendo su ser de la existencia de los otros seres y de la de éstos de la existencia de cada unidad que lo constituye y de la propia totalidad. Cualesquiera de los órganos de un ser viviente, contribuye a la vida del resto de los órganos de esa vida; pero, al mismo tiempo su vida depende de la existencia de los otros; cualquier falla de alguno de los órganos compromete la existencia del todo. La existencia del universo que creamos a diario con nuestra actividad, depende de nuestra existencia; pero, nuestra existencia depende de la existencia de ese universo.

¿Cómo impedir la existencia de los otros? ¿Cómo negar al otro, humano o no, ser viviente o no? ¿Que en nuestra constitución básica no es la partícula de energía que vaga locamente en el universo, la base de nuestra existencia? Es, en la medida que se juntan estas partículas que se van constituyendo moléculas, células, seres cada vez más complejos; y cuando estas partículas vuelven a su natural dispersión, el ser constituido por ellas, desaparece. Es lo eterno, vida y muerte, complejización y simplificación, fusión y fisión de cuerpos y energía en eterna interacción.
Para la existencia de la sociedad, el principio es el mismo: si excluimos a alguno, la formación mayor se desvanece pues le falta la riqueza de la diversidad. Construir una sociedad inclusiva e inclusora, entonces, es determinante para construir mundos humanos con perspectiva de futuro. El rechazo al otro, es la condenación de la sociedad a un permanente riesgo de disolución.
“La utopía laica es la aspiración de una sociedad humanista. Una sociedad donde el hombre sea el criterio último. Una sociedad "todos aceptados", "todos ciudadanos", "todos participantes", sin distinción social, sexual, cultural, filosófica o religiosa”[13].
LA TOLERANCIA.
La tolerancia nace pues, de esta condición de reconocer a “los otros como legítimos otros”[14]. No seremos tolerantes en la medida que no reconozcamos que la historia de vida de cada uno, siendo distinta, nos permite concebir mundos distintos tan válidos como el nuestro y que en ese conjunto de mundos tenemos cabida todos. Respetar al otro, entonces, significa respetarnos a nosotros mismos, reconocer en los otros el derecho a estar equivocados y vivir con esa equivocación, significa que nuestro vivir equivocado respecto a los otros, es posible.
El universo es dialéctico, de modo que sólo si confrontamos los contrarios podremos construir la síntesis universal.
Sin embargo, ser tolerante no significa, en modo alguno, renunciar a los propios mundos creados para resignarse a vivir en mundos creados por otros; sólo significa aceptar que de todos los mundos creados, incluso el nuestro, es posible construir el mundo diverso donde todos y todas podemos vivir y convivir, dando cuenta de nuestras propias historias personales en una síntesis histórica.
LA EMANCIPACIÓN Y RESPONSABILIDAD.
El hombre libre es aquel que es capaz de tomar conciencia de su condición de tal. Un hombre concienciado[15] es aquel que asume el universo que lo rodea como una entidad en la que debe vivir, existir; que su existencia es posible sólo si el universo que lo rodea es posible. Libre sólo porque toma conciencia de sí y practica esa libertad, sin hacerse responsable del mundo que lo circunda lo conduce necesariamente a su propia negación como tal hombre. La negación del mundo externo como vital para su propia existencia y la no concienciación de su propia existencia en ese mundo, conduce a la alienación; es decir, a la negación de sí mismo a su inexistencia.
La conciencia de sí, en sí y para sí, es condición básica de la vida en libertad[16]. El hombre libre sabe de donde proviene, cuál es su historia personal; quién es, cuál es su lugar en el mundo, cuáles son sus potencialidades, necesidades e intereses; y actúa en función de esas necesidades intereses y potencialidades poniéndolas al servicio de la libertad, sabiendo que su propia libertad depende de la sociedad que construya.
LA CONQUISTA DE LA CIUDADANÍA.
La ciudadanía se entiende como la capacidad de cada individuo para participar en la organización de su sociedad, agregando su propia concepción del mundo para construir una sociedad que incluya; no para imponer su visión del mundo, sino para contribuir con su propia individualidad a la construcción societal.
La responsabilidad por los otros es la base de conductas ciudadanas. Es decir, un ciudadano es consciente de que contribuye así, desde su mundo personal, a la construcción del mundo social, al que confluyen todas las otras percepciones de mundo en un síntesis que es la sociedad integrada e integral.
Es responsabilidad de un ciudadano, el marco jurídico, conductual, político en el que se desenvuelve la convivencia comunitaria; pero, sobre todo es de su responsabilidad la inclusión en ese diseño de sociedad de todas las visiones de mundo que coexisten.
LA DEMOCRACIA.
La democracia es el escenario social donde es posible la concreción del ciudadano. La democracia como la creación de una organización social, fundada en un estado que respete las individualidades, las diversidades y permita a todo ciudadano participar de los actos que conducen al grupo social hacia objetivos comunes de desarrollo.
La construcción de un estado basado en la distribución real del poder, es decir poner a disposición de todos y todas toda la información disponible para que tomen sus propias decisiones y conformen sus propias apuestas de vida, de modo que cada uno y una, tenga acceso a los satisfactores deseados desde su constructo vital, para resolver sus necesidades[17]. Un Estado en el que cada uno sea libre y se sienta incluido en la construcción cotidiana de sociedad. Un estado que permita la felicidad de todos y todas, no en función de la quimera de la riqueza y acceso sólo a bienes materiales, sino en función de la satisfacción de la escala de necesidades completa[18]. Un estado que conduzca a la sociedad por el camino del desarrollo, en un mundo posible, no sólo para unos pocos sino para el conjunto de la humanidad, presente y futura.
EL RESPETO A LA DIVERSIDAD.
Lo diverso es lo constitutivo del universo y, desde luego, del mundo social. Tener una disposición ética a la aceptación del otro, está a la base de la posibilidad de la propia aceptación. El otro es, fundamentalmente quien permite constituir nuestro propio yo. Si no existen los otros no existimos nosotros.
Reconocer y respetar la diversidad de seres humanos, a sus convicciones, a la forma en que conciben el universo y la forma en que se insertan en tal universo, es una condición básica para la existencia de una sociedad feliz.
LA SOLIDARIDAD.
Y a la base de todo constructo ético está la solidaridad. Sin la existencia de los otros, del mundo social y natural, no es posible la existencia propia, así es que está en el propio interés individual la posibilidad que el otro exista.
Sin embargo, hay que entender la solidaridad no sólo como una actitud de respuesta a los dolores del otro y su respectiva limosna para que supere el momento doloroso, sino como una actitud permanente de cooperación, para la construcción conjunta de un mundo mejor en el que él, ella, yo, nosotros y ellos puedan acceder a los mundos felices a que aspiran y aspiramos.
[19]
LA CRITICIDAD:
La actitud crítica es básica para conformación de un pensamiento propio y la toma de conciencia de nuestra condición de ser y de la del mundo externo a nosotros.
El cerebro enajenado se puede liberar en la medida que se tome conciencia de ese condicionamiento que produce el poder concentrado. En cuanto miremos críticamente el mundo en que existimos, comprobando el modo de como llegamos a saber lo que sabemos, del modo de cómo accedemos al conocimiento, tenemos la posibilidad de liberarnos y crear nuestros propios mundos, teniendo en cuenta que esa creación individual no podrá ser un mundo real si no se constituye en una creación colectiva, comunitaria (en el sentido cristiano de comunión)..
Tomar conciencia de esta condición de ser, es la base de la libertad para construir una sociedad de hermanos iguales y diversos, incluidos e inclusores.
Conclusión:
El Laico, entonces, desde mi particular punto de vista, debe ser un luchador incansable por la libertad del ser humano, por la eliminación de la sociedad exclusora, por la igualdad de derechos, por la justicia, por la socialización del poder o empoderamiento de los excluidos. Y eso es una tarea ardua que, empero, debemos emprender hoy, haciendo lo que hay que hacer: tomando conciencia hoy de lo que queremos ser, tomar la decisión de hacerlo, y hacerlo.
El laico no puede prescindir de la política como arte de construcción de sociedad democrática donde se termina la alienación del ser humano. No es éticamente aceptable que se deje someter al criterio de la concentración del poder. Sin un actuar crítico, con acceso a la información libremente adquirida, sin tener una concepción de futuro de la sociedad, y sin tener la osadía de intentar concretarlas, no es posible ser un ser humano completo.
Pero no se agota la misión del hombre libre en el trabajo del sobre sí mismo. La labor trascendente del hombre libre es liberar a los demás de su alienación. Trabajar por la liberación, es trabajar por el desarrollo de una conciencia crítica que aspire a considerar la información cabal, la procese y actúe en función de crear el mundo propio, libre de la tutela del poder. Es, como hoy se llama, “empoderar” al alienado y permitirle liberarse para participar del poder, de la economía, de la política, de la sociedad.
En fin, en mi modesta opinión, todo consiste en crear el espacio en el que cotidianamente hacemos los esfuerzos para constituirnos en creadores de una sociedad laica, libre, igualitaria, fraternal, contenedoras de las más diversas concepciones del universo, posibilitadoras de un mundo posible, en tanto defensoras de la bioesfera como única condición que posibilita el futuro de la humanidad.
Bibliografía:
1. Carlos Marx en las Tesis sobre Feuerbach.
2. Carlos Marx El Capital.
3. Pelayo García Sierra. Diccionario filosófico. Manual de materialismo filosófico. Una introducción analítica. Revisado por Gustavo Bueno Biblioteca Filosofía en español http://www.filosofia.org/filomat/index.htm
4. Leopoldo Artiles, Clases de. “Relación entre el DH y otros conceptos asociados al desarrollo. Conceptos importados de la teoría política: democracia, gobernabilidad, participación, capital social, sociedad civil ODH/PNUD 2005”. Presentación en Diplomado de Desarrollo Humano
5. Amartya Sen, 1999. “Construcción del concepto de desarrollo humano”
6. Paulo Freire. “La educación como práctica de la Libertad”.
Manfred Max Neef “Economía a Escala Humana”.
http://www.patriaparatodos.com/index.php?option=com_remository&Itemid=2&func=fileinfo&id=16
7. Humberto Maturana. “La realidad: ¿Objetiva o construida?” Universidad Iberoamericana. México.
8. Manuel Ángel Vázquez Medel “LA PRENSA ESCRITA Y LA CONSTRUCCION SOCIAL DE LA REALIDAD” Universidad de Sevilla http://www.cica.es/aliens/gittcus/licsr.htm
10. Vladimir Ilich Ulianov (Lenin). “El Estado y la Revolución”.
11. Francisco Varela y Humberto Maturana «De Máquinas y Seres Vivos: Una teoría sobre la organización biológica». Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1973.
12. Francisco Varela y Humberto Maturana «El Árbol del Conocimiento: Las bases biológicas del entendimiento humano». Editorial Universitaria, Santiago, 1985.
13. Francisco Varela Ética y Acción. Editorial Dolmen, Santiago de Chile, 1996.
14. Francisco Varela “Un puente para dos miradas. Conversaciones con el Dalai Lama sobre las ciencias de la mente” Editada con Jeremy Hayward. Editorial Dolmen, Santiago de Chile, 1997
15. Francisco Varela “Dormir, Soñar, Morir. Nuevas conversaciones con el Dalai Lama”. Editorial Dolmen, Santiago de Chile, 1999
16. Francisco Varela “El Fenómeno de la Vida”. Editorial Dolmen, Santiago de Chile, 2000.
Notas:
[1] Carlos Marx en las Tesis sobre Feuerbach.
[2] Extraído de "El Libro de los abrazos" de Eduardo Galeano. http://psicosocialantofagasta.blogspot.com/2009/02/los-nadie-de-eduardo-galeano.html
[3] LA PRENSA ESCRITA Y LA CONSTRUCCION SOCIAL DE LA REALIDAD Manuel Ángel Vázquez Medel Universidad de Sevilla http://www.cica.es/aliens/gittcus/licsr.htm
[4] Francisco Varela.
[5] Slogan de Radio Bío-Bío.
[6] LA PRENSA ESCRITA Y LA CONSTRUCCION SOCIAL DE LA REALIDAD Manuel Ángel Vázquez Medel Universidad de Sevilla http://www.cica.es/aliens/gittcus/licsr.htm
[7] Mora Torres. Editorial Monografías. http://www.monografias.com/newsletters/472.shtml.
[8] http://www.laicismo.net/laicismo.htm
[9] Me atrevo a mencionar algunas siguiendo un documento que encontré en la WEB y del que me he aprovechado para este documento
[10] http://www.laicismo.net/laicismo.htm
[11] Wikipedia, la enciclopedia libre.mht
[12] http://www.laicismo.net/laicismo.htm
[13] ibídem
[14] Humberto Maturana.
[15] Paulo Freire.
[16] Vladimir Ilich Ulianov (Lenin). “El Estado y la Revolución”.
[17] Manfred Max Neef.
[18] Manfred Max Neef
[19] http://www.laicismo.net/laicismo.htm

viernes, 4 de julio de 2008

Globalización: desafíos para la EIB

DISCURSO INAUGURAL
VI CONGRESO LATINOAMERICANO DE EDUCACIÓN INTERCULTURAL BILINGÜE.
"GLOBALIZACIÓN: DESAFÍOS PARA LA EIB".
TEMUCO, 25 de OCTUBRE de 2004
FRANCISCO J. LAPORTE DERVES
AUTORIDADES, SRAS. Y SRES,
A comienzos del tercer milenio, estamos realizando este Congreso "Globalización: Desafíos para la EIB" porque hemos tomado conciencia que los modelos de convivencia construidos en los milenios anteriores, son modelos de exclusión, de amenazas, de distinciones entre los que pueden y los que no pueden, entre los que están dentro de los límites de un mundo posible y los que están fuera, en un mundo imposible. Estamos tomando conciencia de la angustiante inseguridad en que vivimos por el desarrollo de la ideología del individualismo, el no importa nada, el "sálvese quien pueda".
Sin embargo, afirmo, otro mundo es posible, sólo a condición de que la escuela asuma su rol de vanguardia de la construcción de ese otro mundo.
Permítanme Uds. contarles algo personal, algo de mi infancia: mi pueblo está dividido en dos partes: Este Lado, al oriente, y el Otro Lado, al poniente de la vía férrea. Cuando un niño de Este Lado va al Otro Lado, sigue diciendo que vive en Este Lado. En Este Lado, vivía yo cuando niño. En Este Lado estaba la Escuela más grande, la Iglesia y la Plaza. En el Otro Lado había una Escuela pequeña, una capilla y el cementerio. Era otro mundo.
¡Cuidado!,- decían nuestras madres- anda gente del Otro Lado.
En Este Lado vivíamos niños pobres y algunos niños ricos: la hija del dueño del Hotel, el hijo del almacén-tienda-ferretería. En la Plaza nos juntábamos a jugar con la pelota "de casco" del hijo del almacenero y, algunas veces, cuando se descuidaba la niña del hotel, nos prestaba su triciclo (máquina compleja y extraña que nos llamaba especialmente la atención y despertaba nuestra admiración por la tecnología y la riqueza de la niña).
Un día cualquiera, llegó Javier, venía del Otro Lado. Sin embargo, aprendió luego a jugar con la pelota del Almacén, con el triciclo y hasta a recitar de corrido el padrenuestro para tener derecho a los chocolates de Cáritas, que repartía el Cura. Pronto fue un niño de Este Lado. Era muy inteligente.
Corriendo el tiempo, casi pasadas las extrañas sensaciones de la pubertad, alguien descubrió que al Otro Lado existían unas adolescentes de largo pelo negro y sonrisas misteriosas. Pasamos la línea férrea y fuimos descubriendo que no sólo existía la pelota de casco, sino que se podían hacer pelotas con un calcetín y la estopa de los colchones, que jugar a la pelota sin zapatos era más entretenido, y las adolescentes de ojos luminosos y labios exuberantes nos hicieron conocer unos rincones maravillosos, saliendo, hacia el campo.
En ese momento decidimos, los de Este Lado y los del Otro Lado, tomar el límite en la línea férrea e irlo a tirar más allá las últimas casas del pueblo, más allá del río y las lagunas, de modo que quedara dentro de él todo el caserío y dejamos de llamarnos de este o el otro lado. La niña del triciclo se enamoró de alguno y alguno se enamoró de ella.
Javier fue incluido en Este Lado y para lograrlo, debió asumir el modo de vivir nuestro, incorporar nuestra cultura, se constituyó en uno de los nuestros. Javier, debió sufrir la anomia, la pérdida de su identidad para sentirse acogido.
Los adolescentes del Otro Lado y los de Este Lado, continuamos siendo, y haciendo, lo mismo que éramos antes de trasladar el límite hasta el extremo del Pueblo; pero, a partir de ese instante, comenzamos a tener significado unos para los otros. Ellas, ellos y nosotros, nos sentimos enriquecidos por la existencia de los otros: nosotros aprendimos que la hojota resistía mejor que los zapatos la continua pichanga en las calles; ellos, aprendieron a comer fruta en la quinta del italiano sin que el perro se diera cuenta.
Hay quienes piensan que el camino para resolver las diferencias que nos distinguen, es incorporar al otro a lo que somos nosotros, y utilizan la Educación como el medio "civilizatorio" compulsivo a que nos acostumbró la invasión europea.
Quisiéramos que la propuesta escuela intercultural bilingüe, sea una contribución efectiva a la convivencia en el Planeta. Al encuentro de los unos con los otros desde la legitimidad que nos da ser seres humanos. A que cada una de las personas, comunidades humanas, desde su particular cosmovisión, esté contribuyendo a la construcción de un mundo global, en el que el ser distinto no sea una amenaza, un "desafío" , sino que sea la gran ventaja que proyecte a la humanidad, en un mundo posible para todos y todas.
Eso es posible, si estamos en condiciones de imaginar una escuela que se transforme en un escenario de convivencia, que adelante el mundo nuevo inclusivo, acogedor, en que la racionalidad se transforme en co-racionalidad, en relaciones humanas desde las afectividades. La razón, transformada en co-razón, corazón, si Uds. quieren. Una escuela en que los límites perimetrales no sean una barrera para el encuentro con el otro y su comunidad. Queremos una escuela constructora de futuro, capaz de instalar en las comunidades los saberes necesarios para expandir los límites de la convivencia hasta incluir a toda la humanidad.
A eso los invitamos en esta reflexión que iniciamos en este instante.
Bienvenidos.

martes, 24 de junio de 2008

EDUCACIÓN Y EDUCACIÓN.

“Ninguna sociedad opresora podría soportar que los oprimidos comiencen a preguntarse por qué?”
Paulo Freire.
"El que tiene un para qué para vivir puede soportar casi cualquier cómo".
Friedrich Nietzsche
El ser humano es la única forma de vida que puede llegar preguntarse ¿Por qué? y ¿Para qué? Quienes se hacen estas preguntas pueden construir mundos; quienes no se las hacen no tienen futuro.
La Educación consiste en proveer, o no, a la sociedad a través de sus individuos integrantes, las herramientas cognitivas para hacerse estas dos preguntas.
Hay una estructura escolar tradicional que propende a negar la posibilidad de preguntar, se limita a adiestrar, a instruir, a “depositar” en el cerebro del educando los saberes, que se pretenden eternos, para la conservación de la sociedad. Es una formación para que nadie se pregunte por qué, al menos los por qué fundamentales. ¿Por qué unos educandos no alcanzan a “aprender” y otros sí lo hacen?¿Por qué, casualmente, los que “no aprenden” son los más pobres y marginados?¿Por qué los afortunados son los que provienen de familias económicamente poderosas o los que no hacen preguntas comprometedoras?¿Por qué el que hace preguntas es molesto y “conflictivo”? Es claro, si de las preguntas pasan a darse respuestas que no coinciden con el “stablishment” del modelo de poder dado, lo que estamos haciendo es producir elementos “conflictivos”, con preguntas y respuestas “inconvenientes”.
Esa es la educación que hoy día está en cuestión, la estructura educacional no responde a las necesidades de la inmensa mayoría de jóvenes que provienen de los segmentos sociales más deprivados; es por eso que la escuela es “una lata”.
Ayer, cuando los que accedían a las escuelas eran sólo los que se adaptaban al modelo para administrarlo o para someterse a él aceptando “su lugar en el mundo”, la escuela respondía a esos intereses y necesidades y no tenía mayores problemas. Sólo en los ’60 y ’70 cuando se expande la cobertura y comenzamos a llegar a las escuelas y universidades grupos crecientes de niños y jóvenes de las marginalidad social y comenzamos a preguntar y responder, la sociedad se estremece con Francia ’68, Tlatelolco ’68, con la Reforma de “El Mercurio miente”.
Hoy los jóvenes marginales que van a escuelas para marginales y algunos jóvenes que van a escuelas para el éxito, vuelven a preguntar los por qué y para qué de esta estructura educacional; es cierto que aún sólo tienen las preguntas y no las respuestas.
¡En su búsqueda andan!
No, no son “ignorantes supinos” como plantea el Dr. Correa (La Tribuna, página editorial 20 de junio) son jóvenes que se preguntan por qué y para qué, sólo los que tienen los recursos para pagar la instrucción pueden tener oportunidades en la vida; por qué y para qué tienen que vivir en una sociedad cuyo único objetivo es “ganarle” a otros; por qué no es posible pensar en una sociedad distinta en que todas y todos podamos tener la oportunidad de ser felices; por qué y para qué sólo perseguimos la riqueza y no construimos una sociedad en que la felicidad se logra, no por el tener sino por el ser.
Esta otra educación es posible, aquella que problematiza el mundo y entrega a los hombres y mujeres las herramientas cognitivas necesarias para preguntarse, preguntar y responder, desde sus propias historias personales, las preguntas y respuestas claves para construir una sociedad inclusiva e inclusora. Una sociedad en la que todas y todos tengamos cabida.
Quienes asumimos la educación como una forma de “liberación del oprimido”, la que provee a los ciudadanos de las herramientas necesarias para su “concienciación”[1] y su liberación, como herramientas fundamentales para construir una sociedad distinta, donde todas y todos, tengamos la posibilidad de ser felices; entendemos que todas y todos tienen la capacidad de aprender, que todos y todas aprendemos.
Total entre sabio y zafio sólo hay un fonema de diferencia, y la mayor parte de las veces los grafemas z y f están del lado de los cegados, voluntaria o involuntariamente, para ver la realidad.
[1] Concienciación, proceso definido por Freire como el abrirse la conciencia del oprimido a su comprensión como tal y críticamente cuestiona la alienación que produce la sociedad de dominados y dominantes. Es la conciencia crítica, que se opone a la conciencia ingenua de quienes pretenden, contensiosamente “concientizar”.
Los Ángeles, 23 de junio de 2008.